Como fotógrafo, ¿qué es lo que más amas después de tu mamá? Está claro: tus fotografías. Ese sentimiento lo comparten diseñadores, artistas y, en general, todas las personas que dedican gran parte de su tiempo y energía a crear hermosas imágenes. Después de todo el trabajo invertido, es natural que quieras compartir el resultado con todo el mundo. El siguiente paso será, por tanto agregar tus imágenes a tu página web de fotografía, una excelente herramienta de comunicación lista para ser compartida entre tus clientes, colegas y amigos.
Una cuestión surge aquí y es importante que la tengas en cuenta: a menudo, las imágenes no se ven en la pantalla tal como las tomaste. Es como si hubiera habido una “huida de píxeles” en el camino, y la calidad de tu imagen se verá afectada. Si este no es el caso, entonces el problema será otro: los archivos serán tan pesados que tu página web tardará demasiado en cargar el contenido y esto, sin duda, puede afectar a la paciencia de los visitantes -y clientes potenciales- que no dudarán en irse a otro lugar. He aquí el gran dilema de la optimización de imágenes en la era de Internet >> ¿Cómo encontrar el equilibrio adecuado para mantener la mejor calidad sin afectar a la velocidad o el rendimiento de tu página web?
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